domingo, 10 de noviembre de 2013

Él, que sólo buscaba un rollo, acabó enamorándose de ella.

Y él, que sólo quería acostarse con ella, acabó por verla dormir. Terminó por secar sus lágrimas, escuchar sus problemas y yendo a recogerla después de las clases. Él, que sólo quería tocar su cuerpo, acabó por llevarla de la mano por las noches; él, que sólo quería un lío de una noche, se convirtió en un adicto de sus besos, de su pelo, de ella. Pasó de querer comérsela, a querer comerse el mundo con ella.