martes, 20 de agosto de 2013

Por odiar, también odio que ya no me sonrías.

Eres la persona que más quiero en el mundo, y, sin embargo, te odio. Odio lo que pudo ser y no fue. De lo que tenía que darte y no te dí. De los besos que se han quedado en el aire, por que tu ya no estás. Odio acordarme de ti, y que tu ya no te acuerdes de mi. Odio no haberte querido como debía, pero también odio que no me quisieras cuando menos me lo merecía, porque era cuando más lo necesitaba... Y por odiar, también odio tu boca, porque ya no me besa. Tus ojos, porque ya no me miran y tus manos, porque ya no es a mi a quien tocan. Será verdad eso que dicen que el odio nace de querer demasiado a alguien.