jueves, 2 de julio de 2015

508.

Hoy es uno de esos días en los que te encuentras sola, que aunque tengas a alguien ahí siempre para apoyarte, ayudarte y sacarte una sonrisa, te sientes sola. No sabes por qué te sientes así, por mucho que lo pienses. ¿Es por tus amigos? ¿Por él? Quién sabe. La verdad es que ahora mismo me gustaría poder sacar de nuevo esa sonrisa que yo solía tener siempre en la cara, me gustaría poder hacer reñir a mis amigos como hacía antes y poder reírnos recordando los mejores momentos juntos. Pero ya no me sale tan fácilmente esa sonrisa, ni se me ocurren cosas para hacerles reír, y tampoco tengo ganas de recordar los buenos momentos porque sólo me vienen a la cabeza los malos. Sólo pienso en aquellos días en los que lo pasé tan mal pensando en esa persona, quizá la persona que más he querido en la vida. Cada lágrima que cae de mis ojos es una pequeña parte de mí, de mi tristeza y lo que de verdad siento por dentro. 
He intentado que no se me note, pero he llegado a un punto en el que es imposible ocultar lo que siento. A veces, si no llega a ser por ellos, no sería capaz ni de reírme, de divertirme o hacer lo que mejor se nos da: ser felices. Pero ahora mismo nadie es capaz de hacerme feliz. Hay días en los que no sé si es mejor contárselo todo a mis amigos o simplemente callarme y esperar a que el tiempo lo arregle todo, o al menos a que me enseñe a vivir con ello. Quizá esté así por mi inseguridad, o quizá por las dudas que de vez en cuando vienen a mi cabeza. Pero, ¿por qué siempre me pasa eso? No sé, siempre la misma historia. Son dudas pasajeras, al igual que vienen, se van. Pero así día tras día, hasta que no puedes más y se lo acabas contando a la persona en que más confías, esperando una respuesta que te ayude. Sabes que esas personas casi siempre consiguen ayudarte, pero esta vez no es así. Cada cosa que veo, que escucho o que siento me recuerda a esos malos momentos. Cuando por fin pensé que era feliz, me equivoqué. Quizá esto sólo sea una mala racha, y quizá haya gente que piense que no tengo por qué estar así, porque tengo personas que me quieren, me ayudan y me hacen feliz. Pero no se puede evitar, es algo que cuando llega a lo más profundo de ti permanece ahí toda la vida, aunque a veces se esconda entre una alegría y otra, y siempre acaba apareciendo de nuevo. Quizá esto quiera decir que esté madurando, o que ya lo he hecho, pero si es así quiero seguir siendo una niña, la niña que he sido siempre, la que reía sin parar, la que siempre estaba feliz y nunca lloraba por esa persona. Porque no quiero tirar todos estos años de felicidad.