miércoles, 24 de junio de 2015

Dile al abuelito que me mande alguna carta, que no me llame desde el cielo que se corta.

Ya nada es como antes, te echo de menos cada día que pasa. Cada día me siento vacía, me falta algo, me faltas tú. Me falta verte todos los veranos sentado en tu sillón, me falta verte sonreír, tus tonterías, el cogerte de la mano y ver cómo sonreías. Y ya nada será como antes, porque nos faltas tú y no voy a negarte que este verano no lloraré, y no de tristeza, sino por nostalgia, porque te echo de menos. Eras, eres y serás una de las personas más importantes de mi vida y aunque ahora ya no estés aquí, lo estarás leyendo desde donde quiera que estés, sé que me estás viendo y estás orgulloso de mí, de lo que soy y en lo que me he convertido. Daría lo que fuera por que este verano estuvieras aquí con nosotros, todas las noches en las que nos reuníamos para hacer una barbacoa, para que nos contases una historia, o simplemente para pasar un rato juntos. No soy la única, sinceramente, todos te echamos de menos, porque gracias a ti somos así y porque tú nos enseñaste a seguir hacia adelante con la cabeza bien alta, porque tú me enseñaste que la fuerza no es algo que se elije. Y lo mejor de todo es que para mí nunca te irás, porque gracias a ti cada vez que sonría, estaré regalando una pequeña parte de ti. 
Te echamos de menos, abuelo, y gracias por permitirme heredar tu sonrisa.