domingo, 9 de diciembre de 2012

Perdón por quererte.

Te conozco al dedillo, conozco la cara que pones cuando estás enfadado, sé como es el ángulo que forma tu cuerpo contra la pared al apoyarte en ella cuando estás cansado, sé el color exacto de tus ojos, el contorno de tu boca, todos tus tipos de risa, tu cara de resignación y la cara que pones cuando eres feliz. Conozco a la perfección esa cara de borde y todavía estoy aprendiendo a conseguir que se dulcifique. Sé cómo te quedan los pantalones y lo que haces para que queden mejor, tus zapatillas favoritas, que también son las mías. No me hace falta verte para saber que gesto tienes en cada momento que me hablas a través del ordenador, la práctica hace al maestro. Soy capaz de reproducir todos tus movimientos, además de ser la única que te entiende cuando hablas, perdón por quererte todos los días, sin excepción.