sábado, 22 de diciembre de 2012

Y el llorar no me hace daño siempre y cuando tú no llores.

Es increíble como unas pequeñas gotas corren por tu cara segundos a segundos. Y es que cada gota que pasa por tu mejilla es una pequeña tristeza, una pequeña sonrisa perdida, un pequeño pensamiento, un pequeño pedazo de tu corazón. Son cosas inevitable, cosas irresistibles, son cosas tan pequeñas que poco a poco se van haciendo más grandes, más dolorosas, más pesadas. Cada vez te das cuenta que cada lágrima que cae por tu mejilla, esta estropeado una perfecta sonrisa, en la que solo la sacas cuando aprendes a ser feliz, cuando entiendes que estar triste es perder el tiempo.